sábado, 20 de febrero de 2010

¿Oliva revolucionario?

«Ninguna propiedad de tierra en Venezuela
soporta una rigurosa investigación documental»


El pasado miércoles 9 de diciembre, en su página 12, sección Campo, el diario “Ultima Hora”, publicó una declaración del presidente regional de Fedecámaras, Juan Francisco Oliva, que pasó inocente e inadvertida frente al debate público portugueseño, y merece ser comentada en sus distintas lecturas, tanto por la falsedad que él emite en sus enunciados como por el subrepticio mensaje que encierra.

Al no poseer un cuadro político con credibilidad que les defienda su modo de producción y al pésimo marketing de sus empleados que juegan a ser políticos sin serlo, el prohombre feudal en referencia -creo yo que ignorando su origen-, le echó mano ¡qué ironía! a una célebre máxima revolucionaria, «es preferible morir de pie que vivir de rodillas», para transmitir una esencia contraria y con fines totalmente contrapuestos, al contexto en que la misma fue pronunciada en diversos momentos por personajes nacionalistas y de izquierda, como Benito Juárez, José Martí, Emiliano Zapata, Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, Ernesto Che Guevara y Omar Torrijos. ¡Qué terrible falla ideológica tuvo este señor al citar!

Suena curioso -y hasta divertido- oír a alguien que vive de rodillas ante las trasnacionales de los agroquímicos y los monopolios agroindustriales, y que, a su vez, en perfecta reproducción del modelo económico que representa, hace vivir de rodillas y en condición de servidumbre a sus trabajadores, decir precisamente que prefiere morir de pie que vivir de rodillas.

Adentrándonos en el contenido de la referida declaración de prensa, el farmer de marras señala que “el Ejecutivo nacional se ha empeñado en acabar con la economía del país, en especial con la actividad agrícola”, al tiempo que refiere una supuesta “política de destrucción del aparato productivo”. Lanzadas estas dos premisas como centro de su perorata, en un silogismo aristotélico –esto lo agrego yo, dudo que en su vida haya leído al autor de Política–, determina que “uno de los factores que más ha incidido en la caída de la producción agrícola ha sido la política de expropiaciones y ocupaciones implementadas por el Ejecutivo nacional, a través de sus distintos ministerios”.

¿Qué empeño tan raro ése en acabar con la economía del país tiene el Ejecutivo nacional y qué política de destrucción tan ineficiente? Que el sector privado viene registrando un 60% de aporte al Producto Interno Bruto. Y, ¿en especial con la actividad agrícola? Si el Ejecutivo nacional, sin mencionar los demás incentivos a la producción, obligó por ley a la banca al otorgamiento programado de una cartera exclusiva para el sector con un 13% de interés anual, por cierto muy por debajo de la tasa de interés que tiene ese tarantín endógamo de créditos agrícolas, que este mismo individuo ha presidido varias veces sin elecciones democráticas. Por lo demás, resulta cínico aducir a una supuesta “política de expropiaciones” como “uno de los factores que más ha incidido en la caída de la producción agrícola”, cuando el objetivo que se persigue es, justamente, elevar la producción de alimentos, que hoy en un altísimo porcentaje se importa; cuando la superficie cultivada del país es irrisoria; cuando el problema es estructural, y sólo se resuelve transformando las relaciones sociales de producción. ¿Un factor? ¿Una caída? ¿Quién se puede caer estando en el piso?

¿Alguien se dio cuenta que el prohombre feudal le coloca el rótulo de política a todo, “política de destrucción”, “política de expropiaciones”? Cuando todas las políticas públicas del Estado venezolano están claramente definidas en el Proyecto Nacional Simón Bolívar, sin que aparezcan ninguna de éstas. ¿Pobreza lexical? No sé.

Ahora que llego al punto de las expropiaciones. Para que opere una expropiación como tal, necesariamente no debe haber indemnización o pago alguno. Cuando, más adelante en su declaración de prensa, nuestro difusor de máximas revolucionarias expresa, “El Ejecutivo no debe estar gastando el dinero en expropiaciones”, contradice la naturaleza oculta de su ataque mediático, hace endeble el argumento político que esgrime e involuntariamente dice la verdad: cuando se paga no es expropiación. A ningún productor agrícola se le ha expropiado, como se pretende hacer ver con las compras de tierras que el Estado venezolano ha hecho hasta el momento. Cuando ha operado la expropiación en fincas, dichos bienes provienen de fondos fraudulentos, como narcotráfico, enriquecimiento ilícito, corrupción o estafas a los ciudadanos, como en los últimos casos bancarios, de estos días.

En el país estamos presenciando la desarticulación progresiva de las superestructuras económica y social vigentes, en función establecer unas nuevas relaciones sociales de producción, teniendo como banderas principales la justicia, la equidad, la inclusión, la solidaridad. El productor agrícola no debe temer a ello, pues lo beneficia ampliamente. Lejos de dejarse encandilar por el presunto y agorero “escenario de descapitalización” que sólo existe en la disociación psicótica, producida por la guerra de cuarta generación en la que estamos inmersos; y del ritornelo aquel de que el Estado es el primer latifundista, debería repensar el modelo que ha defendido, y sus desastrosos resultados, que saltan a la vista: sí realmente éste ha sostenido su actividad en el tiempo “de forma independiente”, sin interacción con otros factores sociales; sí su lógica en verdad es justa; sí la alimentación es un derecho humano o una mercancía; y sí en ese “mucho esfuerzo y sacrificio” que asegura haber hecho, no habría en su contenido más de una plusvalía expropiada a algún trabajador, que vive en condiciones miserables. Hacerse éstas y muchas otras preguntas le es imperativo, para luego observar y comprender lo que se quiere hacer.

Por último, sería interesante saber cómo y bajo qué parámetros se conformará ese frente que convoca, para la “defensa de sus derechos y en prevención de ataques por parte del Gobierno nacional”. ¿Estará en el marco de la Constitución? ¿Las categorías defensa y prevención qué carácter tangible tendrían, en relación con su lema “morir de pie que vivir de rodillas”? Ya la historia, acción del ser humano ante su circunstancia y su conjunto, contestará estas preguntas.

3 comentarios:

  1. Creoq que lo que escribes no tiene logica alguna, con razon tienes 0 comentarios, al contrario de otros yo tengo el valor de decirte que lo que escribes no es mas que la misma fuente de ignorancia, y pocos conocimientos, las personas que trabajan y tienen lo tienen por el sacrificio, tu esperas que por trabajar un dia lo mereces todo? suerte

    ResponderEliminar
  2. Jejejeje... ¡Tengo un comentario! ¡El tuyo! Bah... Amigo, no refutaste a ninguno de mis argumentos. Te limitaste a confrontar y no a convencer. Lo que dice mi amigo Valmore Betancourt, el sofisma referendo, "cuando no puedas con la idea, agrede al sujeto que la esgrime". Saludos. Gracias por desearme suerte.

    ResponderEliminar
  3. Otra cosa, viejo. Cuando se tiene el valor de decirle a alguien lo que uno piensa de ese alguien, como tú dices, " ...yo tengo el valor de decirte... ", no se usa el anónimo. Ni siquiera el viejo Oliva tuvo el valor de responderme en su momento. De todos modos, gracias. Tu comentario me indica que voy en la dirección correcta.

    ResponderEliminar