jueves, 8 de noviembre de 2012

Mis diez razones para votar por Wilmar Castro

1.- Porque, de todos los candidatos a gobernador, es el único que garantiza la ejecución de todos y cada uno de los Cinco Grandes Objetivos Históricos del Programa de la Patria 2013-2019, en todo lo que concierne a nuestro ámbito territorial. 2.- Porque ha venido desarrollando dentro de su gestión de gobierno un eje destinado a la ecología. Aspecto fundamental claramente definido y afirmado en el Quinto Gran Objetivo Histórico del Programa de la Patria 2013-2019, que se propone contribuir a la salvación del planeta y de la especie humana. 3.- Porque dentro de su gestión de gobierno no se han hecho alianzas con policías corruptos ni se han organizado escuadrones de la muerte, a modo de política para contrarrestar el crimen y el delito. Porque su gobierno no tiene las manos manchadas de sangre. 4.- Porque ningún habitante de Chabasquén ni del municipio Unda puede decir que su gobierno ni él en persona hayan reprimido alguna agrupación campesina por ocupar tierras, o por manifestarse simplemente. 5.- Porque es un hombre que estudia y elabora propuestas, las coloca a la discusión general portugueseña, bajo métodos democráticos; no es ningún improvisado, y posee personalidad y discurso propio. Jamás suele aplicar un lineamiento político nacional en el estado sin traducirlo a la realidad regional, sin proveerlo de su impronta campechana y característica. 6.- Porque en su primer programa de gobierno hay una línea estructural de largo aliento, a la que merece dársele continuidad, que se propone la transformación integral del modelo económico de Portuguesa, la planificación de la producción agrícola, la protección de sus cuencas hídricas, bajo unas nuevas relaciones sociales de equidad e inclusión, que se supeditan como centro a los intereses de los trabajadores. 7.- Porque es un hombre honesto y trabajador. Dudo que a su alrededor se cobijen ladrones y flojos, porque los desprecia profundamente; y a quien piense lo contrario de esta afirmación le ofrezco mi palabra y mi reputación como aval. Quien me conoce sabe que soy enemigo del elogio fácil, y que cuando ejerzo la crítica si tengo que aplicármela a mi mismo para graficar un ejemplo, lo hago; como lo he hecho en algunas oportunidades públicamente. Quien piense lo contrario, que lance el primer argumento. 8.- Porque es un hombre culto, y es un defensor de la cultura como el hecho esencial de toda transformación humana. Lector sistemático de Ilya Prigogine y Fritjof Capra, de István Mészáros y Enrique Dussel, de Carlos Marx y Ludovico Silva, de Humberto Maturana y Arturo Escobar. Ama las lecturas filosóficas y el estudio de los sistemas dinámicos complejos. 9.- Porque es un hombre tenaz y consecuente en las metas que se ha trazado en la vida; porque las privaciones materiales propias del hogar pobre y campesino de donde proviene, y los sacrificios y avatares en soledad de una vida estudiantil militar, forjaron el carácter de un ser humano que sabe a ciencia cierta qué papel le corresponde jugar como individuo en la historia; no es alguien que vaya a torcer de rumbo después de 56 largos años de existencia. 10.- Porque no es anticomunista, razón ésta que unida a todas las demás, me hacen sentirme orgulloso de considerarlo mi amigo.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El Programa de la Patria 2013-2019

Luego de la Constitución Nacional de 1999, El Programa de la Patria 2013-2019 es el documento político más importante que hayamos producido los venezolanos en este siglo, a tan sólo doce años de despuntar su aurora. En verdad, al revisar cada una de sus partes componentes, de sus cinco grandes objetivos históricos 1.-La Independencia; 2.-El Socialismo; 3.-Nuestra América; 4.-El Mundo, y 5.-La Humanidad, consigo una maravillosa carta de navegación de largo aliento, en que, ¡por fin!, concretemos, en las décadas por venir, nuestras más preteridas aspiraciones como pueblo, la más grandiosa realización ciudadana de un pequeño género humano que ha sido capaz de levantarse de sus tragedias, de reconstruirse a sí mismo, de compartir su libertad bondadosa con otros pueblos del mundo, incluso a riesgo de su propia existencia y sin pedir nada a cambio. No permitamos que este documento político tuerza su rumbo en las coyunturas cotidianas, y apliquémonos en el cumplimiento cabal de cada una de sus tareas. No permitamos que se funda como los cinco motores, o se manosee como las tres erres. No permitamos que se transforme en una moda. Ya bastantes retos postergados tenemos en nuestra vida republicana, como para que éste, que es la sumatoria de todos, se nos vaya de las manos, y perdamos otra oportunidad histórica. No tenemos opción. El gran documento político del siglo XIX, El Programa de la Federación, con sus tres grandes objetivos históricos a) Tierras y hombres libres; b) Elecciones populares; y c) Horror a la oligarquía, resumió a las florecientes y agónicas expresiones de los pobres de Venezuela en su empecinada búsqueda social jamás renunciada. Fue un documento debatido y aplicado en medio de una guerra feroz. Fue el producto resultante de una dolorosa traición, la traición a las banderas de la independencia, y aquel gigantesco sacrificio de nuestro pueblo por su dignidad fue ahogado en un pacto ominoso, que sepultó literalmente a nuestro país en un ostracismo por más de ochenta años. El gran documento político del siglo XX, El Plan de Barranquilla, se propuso el tránsito de aquel país rural fragmentado y caudillesco, con sus limitadas estructuras económicas y su población empobrecida, a una suerte de sociedad capitalista que recién desplegaba su principal riqueza petrolera y, con ésta, su imperiosa necesidad de industrializarla. La historia es harto conocida. Esa suerte de sociedad capitalista devino en un profundo carácter rentista que lo impregna todo hasta nuestros días y reproduce constantemente, como fatalidad generacional, a un tipo de venezolano que debemos superar y trascender. La dirigencia política que comenzó a materializar ese Plan no lo concluye, lo abandona para abrazar al neoliberalismo. Podría decirse que El Plan de Barranquilla fue traicionado por sus propios autores y por sus herederos en el orden político. Como ironía o paradoja de la historia, cuatro de sus ocho grandes objetivos históricos relativos a la alfabetización de la población, la protección de las clases productoras de la tiranía capitalista, la revisión de los contratos y concesiones celebrados por la nación con el capitalismo nacional y extranjero y el control por el Estado o el Municipio de las industrias que por su carácter constituyen monopolios de servicios públicos que quedaron inconclusos durante el puntofijismo, fueron cumplidos y cerrados como ciclo histórico por el presidente Hugo Chávez Frías. Traición en uno, inconsecuencia en otro, El Programa de la Patria 2013-2019 no debe ser salpicado por ninguno de esos lastres. De nosotros dependerá su aplicación. Una vez cumplida la primera gran meta de su primer gran objetivo histórico La Gran Victoria Electoral del 7 de Octubre, debemos ponerle fecha a todos sus puntos y convertirlos en el pan nuestro de cada día durante los próximos seis años. Si queremos patria verdadera. Si queremos dejarle algo valioso a las generaciones venideras, por lo cual se sientan orgullosas de nosotros.

jueves, 23 de febrero de 2012

La Tonada del Culatero

Algunos aspectos marxistas en la poesía cantada de Joel Hernández Pérez

Dicen sesudos filósofos que ética y estética deben ser un binomio indisoluble, en la construcción de un planteamiento. Que la una es el fondo, que la otra es la forma, y por lo tanto no pueden separarse. Por ello, apelando a sus frondosos conocimientos en literatura, Joel Hernández Pérez, al legarnos esta maravilla de canción, no podía traicionarse a sí mismo: y nos construye su visión de un llanero sólo como su pródiga inteligencia honestamente sabe hacerlo, diciendo la verdad. Nos lo retrata al pie de una querencia, mientras se interroga a sí mismo acerca del por qué, en su tránsito terrenal, nunca supera su condición social de campesino pobre, pese a haber consumido todas sus energías físicas trabajando desde niño. Su leitmotiv radica en que él no es el dueño libérrimo de su destino.

Siendo apenas un adolescente, yo entré en contradicción con el dogma cristiano del libre albedrío. Jamás pude entender aquello de que uno se labra su «propio» destino. Por fortuna –y de manera temprana– pude resolver ese problema de la conciencia, al conocer las obras de Carlos Marx, en especial a los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844. Hoy puedo intuir que Joel también las ha leído: y para así decirlo, La Tonada del Culatero es mi más valiosa prueba documental.

Carlos Marx, quien mejor ha interpretado –y potenciado desde la praxis− los intereses de la clase trabajadora mundial, sostiene en sus libros que el llamado «propio» destino de la persona al que aluden mis queridos amigos cristianos cuando esgrimen su tesis del libre albedrío sólo se determina por el papel que esta misma persona representa dentro de las relaciones sociales de producción. Es decir, que las facultades de «propio» que ellos le atribuyen al destino no son tan propias que se diga, que no es autónomo un trabajador como para decidir de manera individual que a quien ofrezca su fuerza de trabajo ha de obtener de aquel por dicha relación el fruto íntegro del producto de la misma y así “labrarse su propio destino”, sino que la determinación de su destino como tal se materializa a través del rol específico que desempeñe como pieza aislada en los intrincados resortes de la economía, en las distintas funciones que se expresan en la división del trabajo. Joel, sin proponérselo –agrego yo–, remarca en su Tonada este viejo concepto marxista, que señala ese rasgo de la división del trabajo: “…¡Ah malaya quién pudiera / ser como el cabrestero! / Que siempre marcha adelante / por esos rumbos llaneros / Yo que marcho en la culata / cómo voy a ir primero / no puede ser caporal / quien nació pa’ culatero…”.

Pero, el drama y las sentidas aspiraciones de redención social de ese culatero perdido en el sinfín de una sabana venezolana, son el mismo drama y las mismas sentidas aspiraciones de redención social del conjunto de los trabajadores a escala planetaria. Estructurada en un discurso poético impecablemente hermoso y en unos arpegios finos, estilizados y pulcros, La Tonada del Culatero tiene por la calidad de su contenido un espacio ya ganado como denuncia en cualquier parte del mundo donde un trabajador campesino padezca explotación o servidumbre.

También en la poesía que se canta en La Tonada del Culatero, Joel Hernández Pérez yuxtapone una lucha de clases –otra categoría marxista– en todas sus metáforas y humanizaciones. Plantea el conflicto que mueve a la historia como un potente motor. En versos tan certeros como éstos, “…Viejo camino, tú que conoces / la dura vida de los arrieros / Me vine de mi lugar / pa’ salir de jornalero / pero mientras más trabajo / más viejo me voy poniendo / y sigo siempre en mi oficio / siendo el mismo culatero…”, se siente el lamento de una superación preterida y nunca realizada. Y en otros, “…Por aquí vamos novillo / trochando el mismo sendero / atrás quedó tu potrero / allá el amor que yo quiero / Cada quien en este mundo / marcha por su derrotero / el pobre con su pobreza / y el rico con su dinero / ajila ajila novillo / y olvida tu comedero…”, crudas resignaciones.

Es importantísimo acotar que, en estas descripciones poéticas tan bien elaboradas, nuestro gran compositor portugueseño no resuelve el conflicto planteado. Y no puede hacerlo. Tampoco es una obligatoria conclusión. Por una razón muy sencilla, le faltó precisar la relación dicotómica entre lo histórico y lo natural, que Marx deslindó en forma magistral. Asunto comprensible y salvable por tratarse de la obra de un compositor popular, y no de la abstracción teórica de un científico social propiamente marxista. La condenación de un hombre pobre a ser de por vida un pastor de vacas es un hecho histórico y por lo tanto es un hecho superable. No es para nada un hecho natural. Si se aborda de esa manera el conflicto nunca será resuelto. Digamos que en términos de poesía esta resolución queda como una tarea pendiente.

Pero aun así, hay una carga ética en esta hermosa canción. Por eso perdurará a través de los tiempos.