lunes, 22 de febrero de 2010

El nuevo cierre, según Yorman de Jesús

El brillante aedo guanariteño este domingo 31 de enero, casi que instantáneamente, respondió a mi artículo “El nuevo cierre” del pasado miércoles 27 de enero, arrogándose una destemplada vocería, que me servirá para agregarle nuevos elementos al tema.

Para los caros lectores de este espacio, sobre todo a aquellos que sean menores de 35 años de edad, y a aquellos que recién estén fijando su residencia en Portuguesa, y no conocen bien al personaje, les adelanto que es un buen amigo mío: Yorman de Jesús Tovar.

Amistad que se ha concretado gracias a la vocación que ambos sentimos por las letras y por el paladeo –ahora no con la misma frecuencia de antes− de algún escocés, o de un frío y espumoso elíxir amarillento, como proclama fiel del más insolitista de los hedonismos. Amistad que para nada ha sido impedimento a la hora de dirimir en público alguna interpretación política, de las que permanente y diametralmente opuestas tenemos, pues, como es bien sabido, él es un hombre de derecha, y yo soy un hombre de izquierda.

Además de necesario el debate, sirve para colocar en perspectiva posturas y planteamientos, ante un tiempo histórico que exige definiciones.

No sé si Yorman de Jesús se habrá dado cuenta de ello, pero la agresividad y maledicencia del lenguaje que usa, lo direcciona de la derecha a un fascismo recalcitrante del que no tendrá retorno alguno, le anula toda expresividad y belleza literarias que su prodigiosa inteligencia es capaz de dar, y lo convierte en un hombre solo y amargado, presa fácil de la disociación psicótica, que no me cansaré de denunciar.

La propia derecha portugueseña no le ha permitido −y nunca le permitirá− un espacio, pues su escritura rinde muy pocos aportes a los intereses que ésta busca. Ni siquiera puede aplicársele la categoría de “intelectual orgánico” creada por Gramsci, puesto que, exceptuando a Iván Colmenares y a Ricardo Gutiérrez, la derecha en Portuguesa apenas sabe leer y escribir, como para meterse en el tremendo esfuerzo que implica razonar la política como ciencia. Un letrado poco eficiente sirviendo a un pocotón de bichos que raras veces leen. Trágico papel.

Me imagino la terrible contradicción que debe existir entre la pluma del sibarita y nocherniego autor de «Maldigo el amor y lo sigo amando», digna del mayor elogio con la copa alzada, a la caza de amoríos furtivos y al acecho de encomiables aventuras; en contraste con el vetusto planteamiento conservador, ahistórico y achacoso, del columnista dominguero, lleno de odio y teniendo por toda compañía la soledad de sí mismo. Como dice el genial poeta Orlando Pichardo, “la poesía no admite ni hace trampas”. Ojalá el poeta venza en esta lucha interna.

¿Tú estás consciente de lo que defiendes, Yorman de Jesús?

Te confieso que para nada hacen mella en mí tus calificativos de “lacayo”, “marioneta” y “loro repetidor”, que de manera indirecta me haces, tampoco los insultos y descalificaciones con los que “acribillas” a la dirigencia del chavismo (léase, sabandijas, rábulas, títeres, etc.), a la cual tú acudes, por carecer de una argumentación política sólida para convencer.

En cambio, sí, me lastima mucho cuando agredes al pueblo.

En otros artículos tuyos he visto cómo dañas a tu propia gente, Yorman de Jesús, al pueblo, al que perteneces. Cuando les dices “focas”, “pendejos franelas rojas”, o cuando te burlas de ellos, porque van a comprar comida en las redes “Mercal” y “Pdval”. Precisamente tú, que no eres propietario de ningún medio de producción; que, como yo, eres despreciado por la pequeña burguesía agrícola de este estado; tú que has visto a cuántas madres deslomarse, envejecerse, trabajando, sin ninguna protección social y laboral, para que sus hijos estudien en una universidad, “y sean alguien en la vida”. Ése es el pueblo, Yorman de Jesús, la gente trabajadora, que desde la madrugada, con su trabajo, nos da alma y valor, sentido y corazón, para seguir escribiendo. No cantes a quienes quieren perpetuar ese estado de servidumbre. ¡Cántale al pueblo, carajo!

En cierto modo le hallo razón a la derecha portugueseña cuando esgrime que tus escritos no la ayuda, pues con semejante columnista jamás recuperarán las bases sociales que una vez le pertenecieron.

Ese canal de televisión que defiendes, “esa (presunta) ventana cultural”, ha llevado la más absoluta prostitución a los hogares venezolanos, a la sociedad venezolana. La programación que reseñas se hizo cuando William H. Phepls y Amable Espina aún vivían, y los capitales colombianos ni siquiera pensaban aparecer en la planta televisiva, con toda su secuela de podredumbre. Yorman de Jesús, en esos espadazos, le hablaste fue a personas que están por encima de 40 años. Diles a esas mismas personas qué piensan de “Ají Picante”.

Ese tipejo llamado Marcel Granier, “quien está hecho de una pasta diferente”, es tan racista y elitesco, que si se llega a enterar que un escritor de hermosas glosas lo ha defendido, pero que aparte, ese escritor de hermosas glosas es de origen pobre y campesino, y encima negro (Y acordaos que “Negro es un bello color”), será tan grande su repulsión, que en realidad comprenderás que él sí está hecho de una pasta diferente. Dura comprobación.

Para ir finalizando, te recomiendo la lectura bien detenida, del artículo Nº 2, del decreto presidencial Nº 1577, publicado, en Gaceta Oficial Nº 33.726, el 27 de mayo de 1987, donde el presidente de la República de entonces, Jaime Lusinchi (Ojo, no es Hugo Chávez), determina el destino de los bienes que se obtengan producto del usufructo del espectro radioeléctrico por la concesión que a 20 años se otorgaba a ese canal. Ese artículo no se cumplió, al momento en que se hizo efectivo el no otorgamiento de la concesión. Y tú afirmas, “con los aparatos robados al canal”. Creo eso es lo más grave de todas las cosas que dices.

¡Salud, poeta!

No hay comentarios:

Publicar un comentario