viernes, 19 de febrero de 2010

Colombia: Associated State

Son muchas las aristas que se desprenden al analizarse el hecho real que constituye la instalación de siete bases militares estadounidenses en Colombia, amén y aparte de las tres ya existentes en ese país. Un problema político de suma complejidad y de difícil abordaje, en un poco más de novecientas palabras. Bajo el nombre de «Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos», firmado el 30 de octubre, y dado a conocer a la opinión pública tres días después, el gobierno de Álvaro Uribe Vélez hizo entrega de su soberanía nacional, al tiempo que, ese simple asunto bilateral, exige a los demás gobiernos suramericanos, en resguardo de sus más caros intereses, repensar sus relaciones internacionales, en base a la nueva geopolítica que dicho “acuerdo” genera e implica.

El uso discrecional de todos los aeropuertos colombianos por parte de la Fuerza Aérea Estadounidense; el establecimiento en cada océano de senda base naval para el atraque de la IV Flota y de sus portaaviones; la utilización íntegra y sin restricciones del espectro radioeléctrico colombiano, además de las unidades militares que requieran; el no sometimiento a la justicia colombiana por parte de ningún efectivo gringo, sea militar o civil, trátese del delito que se trate, en el que se halle involucrado, incluyendo violaciones y crímenes; configuran un cuadro alarmante para afirmar que la pérdida de la soberanía nacional en Colombia rebasa sus fronteras, si se analizan y combinan la arista del espionaje electrónico que el más sofisticado equipamiento tecnológico del Complejo Industrial Militar puede hacer, con la muy poco difundida arista de que la U.S. Air Force cuenta con aviones boeing C-17, habilitados para transportar compañías enteras de blindados con toda su logística, con autonomía de vuelo sin reabastecimiento por más de 6 mil kilómetros, lo que les da un magnífico radio de alcance, en cuestión de horas, que abarca puntos equidistantes, como la Patagonia y los propios Estados Unidos, en América; así como Senegal, Gambia y Guinea Bissau, en África. ¿Alguien se ha preguntado para qué tanto apresto operacional, al extremo de derribar la soberanía nacional de un país, al colmo de su anexión?

Quien haya estudiado la historia de Colombia, y sienta a su pueblo y a su territorio componentes indisolubles de la Patria Grande del Libertador Simón Bolívar, comprenderá, mucho más rápido que un desprevenido lector, la enorme tragedia histórica de este simple asunto bilateral, como llamó la Cancillería colombiana a esa entrega apátrida, cuyas infames consecuencias no tardarán en sentirse. Por ello, es un deber ético, insistir en volver prevenido al lector e invitar a estudiar más al estudioso, pues hay un descarado ítem, dentro de sus justificaciones y planes, que reza textualmente, “contrarrestar la amenaza de gobiernos antiestadounidenses”, para referirse a los movimientos populares que en América Latina se hicieron poder, por medio de las formalidades burguesas que el mismo establishment vende como modelo de legalidad y democracia, y que constituye la más hermosa corriente finisecular que en cuanto a bloque histórico hemos tenido la dicha de vivir. Allí es donde esta afrenta al gentilicio latinoamericano nos toca de manera directa.

Son muchas las aristas que se desprenden. Pero no quisiera finalizar el artículo sin abordar dos de éstas, de las tantas que agreden sensible y directamente a Venezuela; ya vendrán nuevos artículos, puesto que el tema es amplio y en el mismo subyacen categorías e ideas, necesarias de profundizar.

Una. Al presidente Hugo Chávez Frías se le descalifica per se. Es impresionante la gran maquinaria mundial que las transnacionales de la comunicación ponen en movimiento a la zaga de cada una de sus palabras, para volverlas contra él. En ese combate no hay ética ni escrúpulos que valgan. Pareciera la lucha de un hombre solo contra una inmensa red mediática que ya lleva diez años tratando de devorárselo, sino fuese porque vastas conciencias de millones de seres humanos en el mundo lo acompañan. «Si quieres la paz, prepárate para la guerra», dijo nuestro presidente, apelando a un antiguo proverbio presocrático, mientras arengaba a nuestro ejército nacional en la defensa de nuestra soberanía, frente a esa amenaza tan inminente como cierta, como la representada en ese “acuerdo”, que se propone “contrarrestar la amenaza de gobiernos antiestadounidenses”. Todo el aparataje mediático del planeta lo convirtió en un belicista, olvidando que los dos responsables directos de la instalación de las siete bases militares yanquis en Colombia: uno, cuando fue gobernador del departamento de Antioquia creó la Cooperativa “Convivir”, embrión del fenómeno hoy categorizado como paramilitarismo, que durante casi dos décadas ha sembrado de muerte al pueblo colombiano; y el otro, que al día siguiente de ser nominado con el Premio Nobel de la Paz, aprobó, en un gesto contrario a su recién distinción, el envío de 13.000 nuevos soldados estadounidenses a Afganistán. Entonces, ¿quién es el belicista? ¿Alguien nota un cinismo de la gran prensa?

Dos. La oposición venezolana, carente de un proyecto nacional de país, se encuentra en el limbo sobre qué posición asumir ante el tema. Sin política internacional, demuestra, una vez más, su orfandad teórica y programática. El presidente Hugo Chávez Frías, al proponerse la erradicación del analfabetismo y al nacionalizar sectores estratégicos como petróleo, telecomunicaciones y electricidad, cerró, como ciclo histórico, las dos tareas pendientes del Plan de Barranquilla, que nuestros opositores, cuando fueron gobierno, abandonaron para abrazar al neoliberalismo. El presidente Hugo Chávez Frías les quitó las formalidades burguesas, el keynesianismo, el capitalismo de Estado y la socialdemocracia. No tienen bandera. Sólo les queda el neoliberalismo. Pero es un trapo muy mugriento de enarbolar.

3 comentarios:

  1. PÉSIMO,NO ME GUSTÓ ES NÁ,NO LO LEI Y POR LO TANTO NO LE PARÉ BOLA(ASÍ DESCORTEZMENTE,ME CONSTESTASTE TÚ,UNA VEZ QUE POR SALÍO,TUVE LA OSADIA DE PREGUNTARTE TU PUNTO DE VISTA SOBRE MI BLOG-PALO Y...PALO,NO ES CAYAPA).YO NO ENTIENDO EL LENGUA DE LOS INTELECTUOIDES.ME QUEDO MÁS MEJOR CON kALIMAN.

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